3 de febrero de 2012

Diseñando un mundo peor



Se supone que el mundo avanza, lo que pasa es que en cada sitio avanza de una forma y en un sentido diferente. En el aspecto de la educación, en algunos países vamos hacia atrás, en vez de mejorar la calidad de la enseñanza, la empeoramos. Los informes relativos a la calidad educativa son demoledores. Y esto referidos a niños que a priori no presentan ningún tipo de trastorno. Así que si nos metemos todos en la cesta, el resultado es lamentable.

Tras darle un repaso a los informes PISA sobre calidad y rendimiento educativo, la verdad es que suspendemos con nota (al menos en hacerlo mal sí sacamos buena nota). Pero cuando hablamos de los resultados referidos a la inclusión escolar, no es que suspendamos, es que nos pasa como a Francia, que no aparecemos ni en los papeles. Lo más grave de todo esto es que en plena efervescencia de redes sociales, de movimientos ciudadanos e intentos de pseudo-sublevación popular, los resultados son, cuando menos tan malos como los del informe PISA.

Cómo puede ser qué cuando cada día más medios se hacen eco de la importancia de difundir noticias relacionadas con Trastornos del Espectro del Autismo o Trastorno de Déficit de Atención y/o Hiperactividad (Por citar los dos que mayor incidencia social tienen a priori), cuando cada vez más y más asociaciones y organizaciones ciudadanas piden a la administraciones una mayor conciencia sobre la importancia de la inclusión educativa, de dotar a los centros de medios y, en suma, de cumplir con los acuerdos internacionales a los que nuestras administraciones se comprometen, y a cumplir con las propias leyes nacionales, ¿Cómo puede ser que vayamos hacia atrás?

Algo estamos haciendo mal, ya que si las acciones puestas en marcha dan como resultado algo peor que lo que teníamos, significa que el modelo usado es incorrecto. Por ejemplo, y con la excusa de la crisis, la cantidad de plazas disponibles para niños que estén dentro de un diagnóstico de TEA cada vez son menores. El importe de las becas, ayudas y subvenciones cada vez, o son más difíciles de conseguir, o directamente se reducen (Para poder acceder a algunas becas, o vives en la más absoluta miseria o es imposible). Las plazas destinadas a integración se recortan. El número de personal capacitado de apoyo en las aulas de educación ordinaria desciende, y por tanto, la posibilidad de una inclusión educativa, o bien desaparece, o si tienes suerte y sacas el boleto adecuado puedes ir a un aula de integración, o directamente a educación especial, que es la solución final.
Y claro, las aulas de integración, que se crean inicialmente para ser el paso previo a la inclusión, hoy se están convirtiendo en aulas de educación especial incrustadas en un centro ordinario, pero sin los medios del centro de educación especial y donde la inclusión acaba siendo un mero principio poético. Es decir, las aulas de integración ahora son meros espacios a medio camino entre ninguna parte. Y claro, se supone que los niños que asisten a esas aulas deben de beneficiarse de cuestiones de sociabilidad, de imitación de conductas y roles adecuados, etc.
Nada más lejos de la realidad. Hay muchos casos donde esto es una quimera. Las aulas de integración presentan unos ratios demasiado elevados, con lo cual, si tienes 8 o 9 niños (o más en algunos casos) y solo tres profesionales en el aula (Educador/a, Logopeda y un/a Pedagogo/a Terapeuta), más vale que ninguno de ellos coja ni una triste gripe. Ya que siendo tres y con 8 o 9 niños con necesidades educativas especiales y además, con perfiles diferentes, edades diferentes y en suma, niños diferentes, llevar adelante una clase de ese cariz es poco menos que imposible.

A esto hay que añadir los alumnos de educación combinada. Es decir, niños que van unos días a un colegio y otros días a otro colegio. Se supone que este baile de colegios sirve para que unos días por semana, el niño acuda a un aula de integración, y el resto de días, vaya a su colegio de referencia, donde lo más habitual es que el niño no tenga ningún tipo de apoyos. Un sistema educativo nefasto sin duda.
Y esta es la situación en el mejor de los casos. Contando que ganaste la rifa de las aulas de integración, si esto no ha sido así, lo que te espera puede ser de cuidado. Por ejemplo: Niños con TDAH o Síndrome de Asperger. Candidatos al acoso en toda regla. Niños con TGD, si la afección es muy leve, incluso en un aula ordinaria con apoyo externo consiguen salir adelante, pero como no haya lenguaje (por poner un ejemplo), la cosa cambia. O educación especial o a jugar a la lotería.

Al final, lo que cuentan son los resultados. La mayor preocupación de las familias está centrada en la educación de sus hijos. Que esta educación sea de calidad, que cuente con los medios necesarios y que haya un modelo de inclusión escolar. Pues esto no está sucediendo, es más, lo que se consiguió hace unos años ahora se ha perdido. Y los niños que tuvieron la suerte de acceder a aulas de educación especial en centros ordinarios, cuando lleguen a la etapa de secundaria, a educación especial directos, sí o sí. Este parece ser el destino que les espera. Por eso me pregunto ¿Qué estamos consiguiendo?. Tanto esfuerzo derrochado para que al final, escolarizar a los niños en educación especial sea la mejor solución posible. Sin contar, que durante los años previos, la calidad de la enseñanza que han recibido estos niños, y salvo contadas excepciones, ha sido mala.
Y esta es la realidad, no le demos mas vueltas. Por tanto, algo estamos haciendo mal, ya que vamos hacia atrás, y digo yo que la crisis no puede ser la culpable de todo. Ya que si se consigue un avance y a los cuatro días se pierde, no fue un avance, fue un espejismo. Y los niños lo último que necesitan es vivir en un mundo de espejismos. Nos agrade o no, lo que cuenta al final son los resultados tangibles, reales, aquellos que puedan percibir todos y no un pequeño grupo de afortunados.

En España esta es la realidad. Un paso adelante y dos hacia atrás. Estamos diseñando un mundo peor. Quizás sea el momento de reflexionar en qué estamos fallando.

¿Por qué muchas familias acaban demandando al estado para que cumpla la ley? (Esto a mi me parece el colmo de los colmos, ciudadanos demandando a un gobierno que obvia sus propias leyes)
¿Por qué cada día las plazas para niños con necesidades educativas especiales son menos?
¿Por qué cada día hay menos presupuestos cuando todo el mundo sabe que la inversión de hoy es el ahorro de mañana?
¿Por qué se retiran total o parcialmente las ayudas para el pago de las terapias que las familias jamás podrían pagar?
¿Por qué a los 7 años se retiran las ayudas si luego en educación no asumen esa responsabilidad?
¿Por qué a más ruido se hace menos cosas se consiguen y las ya conseguidas se pierden?
¿Por qué al llegar a secundaria si el niño no ha conseguido determinados objetivos es dirigido amablemente a educación especial?
Pongan aquí ustedes sus propios “Por Qués”
Algo estamos haciendo mal. A los hechos me remito.











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